La Iglesia la constituimos las personas que estamos en
la tierra, las que están en el purgatorio y las que están en el cielo. Es un
consorcio o comunidad de vida que tenemos desde la tierra con nuestros hermanos
que están en la gloria y con los que están purificándose. A esto se le llama
comunión de los santos.
La Iglesia global está integrada por 3 estados: la
Iglesia militante o peregrina (los que estamos en la tierra), la Iglesia
purgante (los que están en el purgatorio) y la Iglesia triunfante (los que
están en el cielo). El nexo de unión de los 3 estados es Jesucristo.
El conjunto de estos 3 estados forman la Iglesia comunión de los
santos. Es la comunión de todos los que estamos alrededor de Jesús.
Lo que fundamenta la unión entre estos 3 estados es
una misma caridad (caridad es el amor de Dios). Estamos unidos por el amor de
Dios que viene a nosotros, porque poseemos el Espíritu Santo (que es el amor de
Dios).
Por eso sólo los que tienen el Espíritu Santo forman
parte de la comunión de los santos, pues gracias a él estamos unidos por la
caridad y somos de Cristo.
Dios es el que nos ama, y el amor que Dios nos tiene y
que nos viene a través de Jesús, es tanto para los que estamos en la Iglesia peregrina, como
para las almas del purgatorio y del cielo.
Dios nos ama aún siendo pecadores, y con su amor nos
transforma, nos quita el pecado, nos llena de su amor, y ya podemos amar.
Dios, una vez nos ha dado su amor, nos da la
oportunidad de que le devolvamos el amor por propia iniciativa, para ello nos
dice que amemos al prójimo, pues no le podemos devolver el amor directamente,
pero sí a través de nuestros semejantes.
La caridad, que es el amor de Dios, al llegar a
nosotros nos capacita para amar a los demás, ese amor es el motor de la
comunión de los santos.
Para los católicos el concepto de Iglesia es más
amplio que el de comunión de los santos, pues los que están en pecado
temporalmente no forman parte de la comunión de los santos, pero siguen
formando parte de la Iglesia.
En la Iglesia militante estamos viviendo la misma vida
que en la Iglesia triunfante, el mismo Espíritu Santo nos mueve a todos. Hay
una comunicación de bienes espirituales.
En el cielo, Jesús preside la alabanza a Dios Padre, y
todos los santos del cielo están unidos en esa alabanza junto a todos los
ángeles.
Nosotros participamos de esa alabanza del cielo cada
vez que hay una Eucaristía. En la misa estamos rodeados de toda la corte
celestial. La Eucaristía es la participación desde la tierra de la liturgia que se celebra en el cielo.
En el cielo hay también oración de petición o
intercesión: Jesús resucitado intercede continuamente por nosotros. Los santos
colaboran con Jesús en esa intercesión.
Para
reflexionar:
¿Nos damos cuenta que participamos de la liturgia celestial
al estar en comunión?
La caridad, es decir, la capacidad de amar a los demás
con amor divino ¿es la que produce la comunión de los santos? ¿Nos viene de
Dios a través del Espíritu Santo al unirnos a Cristo?