martes, 21 de julio de 2020

FE


Se nos enseña que la fe es la respuesta que le damos a Dios por la que acogemos lo que él nos revela sobre sí mismo y sobre nosotros. Mediante la revelación Dios nos invita a creer en él, a adherirnos a él, a entregarnos libremente a él.
Hay una iniciativa de Dios que se da a conocer y una respuesta del hombre que es la obediencia de la fe. La fe es un don, pero es a la vez razonable porque la revelación es creíble.
Pero si analizamos el texto Mt 8, 5-13, en donde un centurión romano se acerca a Jesús y le ruega que cure a su criado que está sufriendo, vemos que el centurión sabe que Jesús es judío y él no, y también sabe que es capaz de hacer grandes obras, por eso le dice: “Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano”. Al oír esto “Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe”. Y le dijo al centurión: “Vete; que te suceda según has creído. Y en aquel momento se puso bueno el criado”.
Este texto nos indica que la fe más que creencia, es confianza en Jesucristo. Jesús se admira de la fe del centurión, persona extranjera que desconoce la religión judía. No conoce ni cree en las normas y doctrinas judías, pero ha descubierto a Jesús y siente que es merecedor de su confianza. Tiene más fe que nadie en Israel.
La fe es confiar en un Dios inseparable de cada uno de nosotros porque nos ama, porque siente ternura y misericordia ante nuestra debilidad.
Por eso no podemos quedarnos en pensar que la fe es un mero asentimiento a una serie de verdades teóricas, creer en un conjunto de doctrinas, que no siempre podemos comprender. En la Biblia fe es equivalente a confianza en una persona. Y esa confianza tiene que ir acompañada de la fidelidad.
Por eso no podemos asociar la vida cristiana al cumplimiento de ciertos ritos y normas, ya que la fe implica a toda la persona y comporta un cambio de vida, si no hay cambio de vida no hay fe. Si quieres saber la fe de uno, mira cómo vive, no le preguntes lo que sabe.
Al final, la fe se convierte en una forma de pensar y de vivir que tiene como modelo a Jesucristo, la fe es el seguimiento de una persona, de Jesucristo. Es un regalo que nos hace Dios y que debemos transmitir. Dependiendo de cómo ofrezcamos ese regalo de la fe en nombre de Dios, será o no acogida.
Para reflexionar:
¿Tengo fe porque creo en determinadas verdades o porque vivo confiando en Dios?

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