Los
Evangelios tienen una peculiar forma de presentarnos la oración del Señor, el
Padrenuestro.
Para
comprender mejor su contenido podemos comparar la estructura literaria del
Padre Nuestro con una «menorá» (el
candelabro judío de siete brazos, en el que el primero está unido con el
séptimo, el segundo con el sexto, el tercero con el quinto y el cuarto da
cohesión a todo el conjunto). De la misma manera, las peticiones del Padre
Nuestro tienen una clara correspondencia entre sí.
A
Dios Padre le dirigimos estas 7 peticiones: Santifica tu Nombre (1). Establece
tu Reinado (2). Realiza tu Voluntad (en la tierra como en el cielo) (3). Da a
nosotros hoy el pan que necesitamos (4). Perdona a nosotros las ofensas (como
nosotros perdonamos) (5). No dejes caer a nosotros en tentación (6). Libra a
nosotros del mal (7).
Porque
queremos que Dios manifieste su santidad (1), que establezca su reinado (2), y
que realice su proyecto sobre nosotros (3); pedimos perdón por las veces que no
hemos vivido conforme a dicha voluntad (5), suplicamos ayuda para no rechazar
el reinado y las leyes de Dios, equivocando el camino (6) y pedimos ser
librados del Enemigo, que es lo contrario de Dios (7).
En
torno a la petición central (4) se forman dos bloques de tres peticiones, pero
entre las peticiones del primer bloque y las del segundo se establecen
relaciones opuestas.
Donde
Dios está (petición 1, en la que el Nombre de Dios es Dios mismo), no hay sitio
para el mal (petición 7 sobre el Maligno).
Nuestra
actitud ante el Reino de Dios (petición 2) y ante la tentación (petición 6), es
que somos tentados a rechazar el reinado de Dios sobre nuestras vidas y dejar
que “otros” ocupen el lugar que sólo corresponde a Dios.
Por
último, si pedimos a Dios que realice su voluntad (petición número 3), hemos de
reconocer antes las deudas que tenemos con él (las veces que no hemos cumplido
su voluntad, petición número 5).
Las
tres primeras piden cosas buenas, están en singular y se refieren a Dios
(santifica tu Nombre, establece tu Reino, realiza tu Voluntad), mientras que
las tres últimas piden ser librados de cosas malas, están en plural y se
refieren a nosotros (perdona a nosotros las ofensas, saca a nosotros de la
tentación, libra a nosotros del mal).
La
petición central (da a nosotros hoy el pan) es la clave de lectura que une las
dos partes, haciendo de bisagra entre las dos secciones: está en plural (como
las tres últimas), pero pide cosas buenas (como las tres primeras).
Para reflexionar:
Cuando
rezamos el Padre Nuestro ¿nos damos cuenta de la unidad que hay y de que todas
las peticiones están interrelacionadas?
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