Es hablar del hombre teniendo en cuenta la
revelación, lo que Dios ha dicho sobre el hombre. Desde la razón iluminada por
la fe contemplamos al hombre.
La fe es un conocimiento de la verdad que incide en
la razón, y sin distorsionar la realidad, entiende cosas que sin fe sería
imposible descubrir.
Cuando en la revelación Dios nos habla de sí mismo,
nos dice que es Padre, que es Creador… por lo que indirectamente está hablando
del hombre. En la revelación hay una información sobre el hombre.
Por eso pensamos que Cristo, como revelador del
Padre y de su amor, manifiesta el hombre al hombre, y le da a conocer su
vocación.
El hombre puede saber quien es cuando conoce a qué
está llamado. Y la revelación nos dice que estamos llamados a estar siempre con
Dios.
Hay en el hombre un deseo de felicidad, de ser
amado… porque el Creador nos ha hecho así para poder encontrarnos con Él.
El hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios,
y cuánto más conocemos a Dios, más conocemos al hombre. Así, vamos descubriendo
que el hombre es objeto del amor de Dios, que está abierto a los demás (por estar
hecho a imagen de Dios que es comunidad de amor), que debe trabajar y descansar
(como hizo Dios)…
Vamos viendo qué es ser hombre desde la perspectiva
de Dios, y descubrimos que ser hombre es parecernos a Jesucristo, el hombre
perfecto.
La antropología teológica debe tener en cuenta unas
dimensiones que definen la relación del hombre con Dios.
1. El hombre ha sido llamado por Dios al amor y a
la filiación, nos llama para que experimentemos su amor y seamos sus hijos. La
relación que existe entre Dios y el hombre es de amor y paternidad.
2. Para que exista esa relación, ese hombre ha sido
creado. Para que el hombre pueda ser hijo de Dios, Dios lo ha llamado primero a
la existencia.
El hombre ha sido creado para una relación de amor
con Dios como hijo.
Pero para que el hombre pueda responder a esa
llamada ha de ser libre. El hombre ha sido llamado a la existencia siendo libre
y con una estructura dialogante para poder responder.
El hombre es criatura y si no busca el original
(Dios) de quien es imagen, no se podrá entender a sí mismo del todo.
3. El hombre, como es libre, le puede decir no a
Dios, y le ha dicho no a la llamada de Dios, ha roto su relación con Él. Esto
indica que el hombre está herido por el pecado.
Al hombre le cuesta entender y captar a Dios, piensa
que Dios le molesta, y le dice no. Tenemos una resistencia a Dios por el pecado
original. Nos gustaría decir sí a Dios, pero nos cuesta. El ser humano es ruín
y generoso a la vez.
Estas 3 dimensiones pertenecen a nuestra existencia
humana. Las 2 primeras dimensiones responden al designio de Dios, es lo que
Dios quería de nosotros.
La tercera dimensión es algo que ha sobrevenido
históricamente, algo que Dios no quería y que es causado por el hombre. Supone
destrucción para el hombre.
Estas 3 dimensiones no se refieren a 3 clases de
seres humanos, sino que se dan en el ser humano actual (independientemente de
que conozca o no a Jesucristo).
No hay comentarios:
Publicar un comentario