domingo, 17 de febrero de 2013

ANTROPOLOGÍA TEOLÓGICA: ORIGEN DEL HOMBRE



El hombre cuando se reconoce a sí mismo, se reconoce en su historia viviendo, con un proyecto de vida que le obliga a optar constantemente. Se sabe dueño de sus actos y debe responder de ellos.

Quiere conocer su origen y descubre que la vida le es dada, pues nadie ha pedido ni decidido nacer, descubre que es criatura porque no se ha dado a sí mismo la vida.

Pueden haber 3 principios de todo lo que existe: la materia eterna, el azar y la creación.

Si nuestro principio fuera la materia: ¿La materia puede evolucionar y llegar a ser una persona con pensamientos? Y si el pensamiento también es materia ¿qué es la materia, cómo de la materia puede salir el amor?

Partiendo de la materia podemos pensar que venimos de una evolución animal, pero ¿somos solo materia? ¿se puede pasar de la materia al espíritu? ¿la materia es eterna?

Otra posibilidad es que nuestro origen sea el azar, que hayamos surgido casualmente de una evolución.

Si eso fuera así, el hombre sería fruto de algo casual y, ¿somos fruto de una casualidad o de la suerte?

Preferimos, y creemos, haber nacido por un acto de amor. Puestos a elegir que procedemos de una materia eterna, de un azar, pensamos que un acto creador de amor es nuestro origen.

Un acto de amor sólo lo puede producir alguien que ama, y si nuestras vidas tienen un principio de amor, tendrán un fin de amor.

La criatura remite a su creador, pero tienen que ser distintos para decirle te quiero. El amor exige la alteridad, y nosotros somos el tú del Creador.

De las 3 opciones del origen del hombre, la más racional es la que dice que somos criaturas salidas de un acto de amor, y sea lo que sea ese Dios Creador, llevamos su imagen, pues el creador de esa obra se manifiesta en lo creado.

Si no sabemos de donde venimos, difícilmente sabremos a donde vamos. El inicio y el fin coinciden, si sabemos de donde venimos sabremos a donde vamos.

La vida del hombre carecería de sentido si no se sabe de donde viene, porque no sabría a donde va.

Si pensamos que el hombre es criatura creada por un principio, que llamamos Dios, y si el fin del hombre está en su principio, el fin del hombre es Dios.

Este fin es un bien para el hombre. El bien es lo que es el hombre, la verdad de su ser.

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