El
hombre posee una unidad personal de alma y cuerpo, pero el alma (espiritual e
inmortal) subsiste después de la muerte sin el complemento del cuerpo, tiene la
posibilidad de amar y conocer, y goza de la contemplación de Dios a la espera
del cuerpo que resucitará tras la victoria final de Cristo sobre la muerte en
la Parusía.
Por
tanto, en el momento de la muerte, hay una parte del hombre que sobrevive, es
el alma, que abandona el cuerpo y se presenta ante Dios para ser juzgada y
decidir su futuro.
De forma que, las almas de los justos que no tienen
nada que purgar, inmediatamente después de la muerte ya participan de la vida
de Dios, y las almas de los que mueren en pecado mortal van al infierno.
Pero en el momento de la muerte, el alma, que sigue
teniendo voluntad y libertad, ¿puede arrepentirse y ser perdonada antes de que
ocurra el primer juicio particular?
Los Santos Padres decían que cuando el alma sale de
este mundo tras la muerte, ya no puede arrepentirse.
Santo Tomás dice que los ángeles son libres, pero que
cuando toman una decisión es para siempre, no la pueden cambiar; y añade que
nosotros al morir adquirimos esa psicología angélica, por lo que en el momento
de la muerte, el alma, que aún está dentro del cuerpo ya no puede cambiar de
decisión. Una vez separada del cuerpo el alma se dirige a Dios con la decisión
final ya tomada.
Por tanto, la última decisión del alma, aún en el
cuerpo, en el instante de la muerte es invariable y es la que presentaremos
ante Dios en el juicio final.
Pero el Cardenal Cayetano (teólogo dominico del S.
XVI) refuta esta teoría de Santo Tomás, y dice que en el último segundo de la
vida, el alma sale del cuerpo y aún no está en la eternidad, y en ese momento
el alma puede tomar la última decisión como ángel, sin posibilidad de cambiar.
Esta es la hipótesis de la decisión final.
Por tanto, según Cayetano, ante la visión de Dios
previa al juicio particular, el alma libre y con voluntad, puede tomar su
última decisión.
¿Qué alma ante la visión de Dios podrá negarle aunque
en la tierra lo haya hecho?
La Iglesia que tiene el poder de perdonar los pecados,
tras la muerte ya no puede perdonar, escapa de sus posibilidades, por lo que
esta teoría no es doctrina oficial de la Iglesia, queda en una hipótesis.
Ante esta reflexión, a nosotros nos queda confiar en
que el Señor nos dará a todos la oportunidad para poder decirle sí o no. Dios
no deja a nadie sin oportunidades suficientes para optar por él.
Y si tenemos el deseo de estar con Dios, lo normal es que
nuestra vida haya estado orientada hacia él, y no renegaremos de Dios al final,
sino que más bien puede ocurrir lo contrario.
Para reflexionar:
El que ha negado a Dios y al prójimo en esta vida, al presentarse
ante Dios tras la muerte ¿tendrá la oportunidad
de cambiar de opción?
No hay comentarios:
Publicar un comentario