Sabemos que la salvación nos la da la muerte y resurrección de
Jesucristo. Entonces, los que murieron antes ¿cómo se salvan?
El Credo nos dice que Jesucristo fue crucificado,
muerto y sepultado, resucitó al tercer día. Y que descendió a los infiernos.
Cuando Jesús deja el mundo del amor del Padre y baja a la tierra, sabe
que viene a la historia humana que está marcada por el pecado (baja del cielo al infierno de las relaciones humanas: la tierra).
Este mundo está lleno de infiernos: exclusión social, enfermedades... y la gracia de Dios (cargada de vida) se acerca a los
infiernos de las rencillas, egoísmos… y va poniendo vida.
Jesús muere el viernes y resucita el domingo.
El sábado sucede un gran silencio en la tierra, Dios ha muerto en la
carne, y va a buscar a nuestro primer padre.
Jesús visita a los que viven en tinieblas
para liberarlos, baja con su alma una vez muerto su cuerpo a ese segundo infierno, encuentra a Adan y le dice: despierta tú que
duermes, levántate de entre los muertos. Te anuncio a ti y a todos, salid,
levantaos, pues no te creé para que estés cautivo en el abismo.
Levántate imagen mía y salgamos de aquí.
Jesús coge a Adán, y Adán se agarra con todos, y
todos salen del infierno de la muerte.
Este infierno no es el lugar del demonio, es el lugar
donde están las almas de los difuntos justos del Antiguo Testamento que están esperando al
Señor resucitado.
Al tercer día, cuando Jesús resucita, sale de la
muerte, pero no sale solo, los saca a todos del infierno y los lleva a ver a
Dios en él.
Las almas alcanzan la salvación en Jesús
resucitado, y la salvación del Antiguo Testamento es la misma que la nuestra de ahora, sólo que
tuvieron que esperar a la muerte y resurrección de Jesús.
Además de ese infierno, hay otro a donde van las
personas que rechazan la misericordia de Dios. A este otro infierno no bajó
Jesús.
Jesús desciende a los infiernos cuando muere el
viernes santo, está con los muertos y se los lleva con él a la divinidad. Crea
el cielo, el cielo fue creado en la mañana del domingo de resurrección.
Hasta que Jesús no resucita no hay cielo.
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