La fe nos dice que Jesús, el Hijo de Dios, se hizo
hombre y vino en la humildad de la carne a realizar su obra redentora.
Pero habrá una segunda venida del Señor en la Parusía, que será una
venida gloriosa. El momento de la
Parusía sólo lo sabe el Padre.
Ahora estamos entre la 1ª y 2ª venida de Jesús, y
nos preguntamos qué pasa con los que ya han muerto ¿dónde están los que mueren
entre la 1ª y 2ª venida de Jesús?
La teología católica afirma que tras la muerte hay una división de la
persona, en la que una parte se corrompe (cuerpo) y otra sobrevive (alma), y que al final de los tiempos resucitaremos, y el cuerpo
corrompido vuelve a la vida.
El alma de los justos, inmediatamente
después de la muerte ve la divina esencia con visión intuitiva y cara a cara.
El alma es lo que sobrevive a la muerte, tiene
conciencia de lo que es, conserva recuerdos, disfruta de la presencia del Señor,
ya es feliz, pero está a la espera del cuerpo para gozar de la plenitud de su ser.
Por tanto, hay una primera fase, provisional, en la
que las almas estarán con Dios a la espera de la segunda y definitiva fase que
es la resurrección universal, en donde estará con Dios la persona completa.
Una explicación a esto la encontramos en el texto
de Jesús crucificado con los 2 ladrones. Uno de ellos le dice que se acuerde de
él cuando vengas en tu reino.
Jesús le responde: te digo, hoy estarás conmigo en
el paraíso.
El buen ladrón ese día estuvo con Jesús en el
paraíso. No tuvo que esperar a la
Parusía.
Jesús le dice que su espíritu estará hoy con él en
el paraíso, aunque su cuerpo estará enterrado en la fosa común destinada a los
malhechores.
Entre la entrada del buen ladrón en el paraíso y la Parusía hay un tiempo: es
el tiempo intermedio o antropológico, distinto al tiempo físico y a la eternidad de Dios, es la escatología intermedia.
La escatología intermedia nos indica que una parte del ser del hombre sobrevive
a la muerte y puede estar con Dios según su comportamiento.
En la
Parusía se le someterá al Hijo todo el universo, serán
derrotados todos los enemigos, y el Hijo con todo sometido a él, se lo someterá
todo al Padre. Entonces acontecerá la resurrección de la carne y vendrá la vida
eterna definitiva.
Hay una doble convicción de fe: a) que la
resurrección de los muertos tendrá lugar en la Parusía del Señor, b) que
hasta la Parusía,
los que han muerto están en comunión inmediata con el Señor (los justos).
Con la resurrección de la carne tendrá lugar la
vida bienaventurada plena, pero hasta entonces habrá comunión de vida con el
Señor a través del alma.
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