Fe y
Revelación: La fe es una virtud
sobrenatural por la que creemos como verdadero aquello que Dios nos ha revelado
por su autoridad.
El hombre responde al Dios que se revela con la
obediencia de la fe. La única fuente de la fe es la revelación.
La revelación es acogida por la fe, puesto que si
no hay alguien que cree no hay revelación. Revelación y fe son términos correlativos, complementarios, no se da el uno sin el otro.
Entrega: La fe es una entrega libre y plena al Dios que
viene a nosotros, por lo que afecta a la inteligencia y voluntad, las cuales
conjuntamente dan el paso hacia la fe.
Así, por la voluntad confiamos en Dios, creemos en
Dios; y por la inteligencia aceptamos a Dios, creemos a Dios.
Gracia: Para profesar esta fe necesitamos la Gracia de Dios. Creer es
obra de la Gracia
y de la voluntad humana. El Espíritu Santo mueve el corazón y lo convierte a
Dios.
Todos los pasos del hombre hacia la fe son obra de
Dios.
La fe es obra del Espíritu Santo, pero es el hombre
el que cree. La fe no anula al hombre. La fe es libre. Gracia y libertad se
conjugan sin oponerse, todo es obra de Dios y del hombre.
Credibilidad: Dios se da a conocer en la revelación, llama al
hombre y le invita a creer, dispone su corazón para que crea.
La fe es razonable porque la revelación es creíble,
hay signos en la revelación de credibilidad que nos llevan a una certeza moral.
La credibilidad no obliga a creer, pues no muestra
evidencia del misterio, por eso hace falta la libertad.
Dios se manifiesta en signos para que el hombre
crea, es una invitación.
Los signos respetan al hombre, Dios deja en
libertad al hombre para aceptar o no lo que le manifiesta. Todos los argumentos
unidos hacen razonable ese paso a creer.
El principal signo de credibilidad es la vida,
palabras, obras y resurrección de Jesús.
Quien tiene fe deja su voluntad y entendimiento a
un lado y se apoya en la voluntad de Jesús, acepta a Jesús como norma de vida.
Obras: La fe es activa por el hecho de que la Palabra permanece operante
en los creyentes. La Palabra
de Dios da frutos.
La fe no es una cosa vacía, comporta un cambio de
vida, un vivir contracorriente. La fe actúa por medio de las obras de amor.
Lo que salva es creer en Dios, convertirse, pero al
convertirnos miramos a Dios e intentamos vivir como la fe nos dice.
La fe tiene unas consecuencias prácticas en el
comportamiento humano, que se manifiesta en obras.
Iglesia: La fe tiene un concepto eclesial. La revelación es transmitida por la Iglesia y se cree en la Iglesia.
Dios se revela a un pueblo, a la Iglesia, y se acepta
individual y conjuntamente.
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