viernes, 27 de julio de 2012

BAUTISMO


Con el bautismo quedamos inmersos en Cristo y recibimos una nueva identidad del ser, un nuevo ser, ya que recibimos la vida de Dios y participamos de todo lo que es Cristo.
El bautismo nos une a Jesucristo, somos un ser en Cristo, por lo que tenemos los mismos sentimientos que Jesús. Pensamos, esperamos y amamos como Cristo (se tienen las virtudes teologales).
Es una nueva creación de nuestra vida, somos una criatura nueva. Estar en Cristo es una nueva creación. Lo que renace del bautismo es otro Cristo, un cristiano. Hoy Jesús vive en sus miembros.
El bautismo nos transforma ontológicamente (se transforma nuestro ser), morimos al hombre viejo y resucitamos al hombre nuevo espiritual.
Por el bautismo somos liberados del pecado y participamos de la Trinidad, por ello, formamos parte de la familia de Dios, somos miembros de la comunidad de los salvados, adquiriendo los derechos y obligaciones propias de los cristianos.
Dios nos quiere hacer llegar su misma vida, nos llama a todos a vivir en su familia. Y es el bautismo el que nos inserta en la familia de Dios, en la Iglesia. Estamos en comunión con Cristo y con la Iglesia.
Dios a través del bautismo nos hace hijos suyos, es una adopción real, por lo que tenemos que vivir como hijos de Dios: que su vida de vida a lo que hacemos.
El bautismo significa y realiza la unión del creyente con Cristo y con los demás hermanos.

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