El libro de Job se escribió entre los siglos 6 y 3
antes de Cristo, y el tema teológico es la retribución individual: Dios premia
a los buenos y castiga a los malos.
Dios dice que Job es un hombre justo, honrado y temeroso de Dios. Satán dice que Job es bueno porque Dios le ha
premiado, acusa a Job y le dice a Dios: quítale los bienes y
verás cómo te maldice.
Dios autoriza a Satán para que le quite a Job sus
posesiones y sus hijos. Pero Job aceptó todos los males, y a pesar de todo, no pecó
con sus labios ni maldice a Dios.
Los amigos de Job, al conocer su desgracia fueron a
visitarlo y le dieron el pésame por el castigo que había recibido.
Hay un diálogo de Job con sus amigos, en el que Job
maldice su vida, y sus amigos le responden desde
la sensatez, desde la teología de la retribución clásica: salen en defensa de
Dios porque piensan que Job está ofendiendo a Dios.
Le dicen a Job que ha recibido un castigo por sus
pecados, que se reconozca culpable y pida perdón, pues Dios es justo y él
pecador.
Dicen que no hay inocentes destruidos ni justos
exterminados. Esa es la tesis, que los que siembran maldad la cosechan.
Job responde justificándose y reconoce que sus
palabras no son atinadas, a causa de su sufrimiento.
Esta es la tónica de los
diálogos, hasta que al final los amigos ya no responden convencidos de que Job es
inocente y tiene razón.
Luego aparece el diálogo de Dios con Job, que es donde Job encuentra respuesta.
Dios no da la razón a Job, le habla directamente y empieza a introducirlo en su misterio. Le dice que no puede comprender su
propia vida, como tampoco puede comprender el misterio de la creación.
Job responde: he desafiado a Dios desde mi
sufrimiento, pero ante Dios me siento pequeño y nada añadiré. Reconozco que
todo lo puedes… y acaba diciendo: te conocía de oídas y ahora te conozco
directamente.
Después de los discursos
de Dios, Job se da cuenta de que ha hablado a la ligera y se inclina ante su
Omnipotencia, arrepintiéndose.
Curioso es que Dios
desaprueba la postura de los amigos (defensores de la doctrina tradicional), pues no respeta la libertad divina y obliga a Dios a una justicia ciega de premio y castigo. En cambio, no desaprueba a Job: no habéis hablado con verdad de mí, como mi siervo Job.
Al final Dios bendijo a Job más que antes, tuvo más
hijos, vivió otros 140 años y conoció a hijos, nietos y biznietos.
En este libro se reflexiona sobre
el sentido del sufrimiento humano, sobre todo desde la perspectiva del hombre
justo. Este problema queda sin solución, pero nos enseña que el hombre
debe persistir en la fe incluso cuando su espíritu no encuentra sosiego.
Sé bueno aunque las cosas te vayan mal, porque al
final Dios te dará más de lo que tenías.
Es un libro que educa y adoctrina, ayuda a vivir: el
Señor me lo dio, el Señor me lo quitó.
En este libro Dios acaba diciéndole al hombre
¿quién eres tú para pedirme explicaciones? No podemos conocer la mente de Dios
¿cómo vamos a encontrar la razón por la que hay mal?
Para reflexionar:
¿Dios premia en esta vida con bienes a los que
considera justos y castiga con el sufrimiento a los que no considera buenos?
¿Cuál es la causa del sufrimiento y del dolor?
¿Por qué padecemos, tiene algún sentido?
¿Dios está obligado a premiarnos o a castigarnos
según nuestro comportamiento?
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