viernes, 17 de agosto de 2012

PROFETAS


Los profetas fueron los que dieron al pueblo de Israel la conciencia del significado de su historia.
La palabra profeta significa hablar en vez de, ser portavoz de.
En un principio el profeta era una institución y estaba junto al rey, luego se convertirá en carisma, dando así comienzo el profetismo bíblico.
Natán está en la corte de David y actúa como profeta institucional, hasta que Dios le habla y pasa a la profecía carismática.
Ante el acomodo palaciego de los profetas, surgen Elías y Eliseo que optaron por salir de la corte, vivir pobremente, denunciar abusos y responder a las consultas de los que se les acercaban.
El profeta se aparta de la corte y se convierte en profeta para todo el pueblo. Lo que dice el profeta se pone por escrito, pues sus palabras que se han dicho para el presente, tienen implicaciones futuras.
Tras el reinado de  Salomón el reino se divide en 2, el del norte o Israel y el del sur o Judá. Es una época en la que el incumplimiento de la Alianza provoca desigualdad social y un aumento de la idolatría (sobre todo en el norte con el culto a los baales).
Esto lleva a un distanciamiento entre pobres y ricos y a cultos idolátricos, que influye en el pueblo de Israel. El profeta denuncia esta injusticia e idolatría.
El profeta no es un adivino, pues más que predecir el futuro, lo que hace es hablar en nombre de Dios. Ni es un anunciador del Mesías, ya que las profecías mesiánicas ocupan parte del mensaje profético, pero no es el tema más importante.
Su fidelidad a Dios hace que el profeta aparezca como solitario y apartado o enfrentado a la sociedad. Es un hombre inspirado, que tiene conciencia de que es Dios quien le habla y de que él es sólo su portavoz.
Son personajes públicos, ya que su deber de transmitir la Palabra de Dios les pone en contacto con los demás.
El mensaje de denuncia ocasiona al profeta la persecución de los dirigentes, y a veces de todo el pueblo.
Como la profecía es un carisma, no está ligada a ninguna condición social, religiosa, cultural o política, sólo precisa la vocación previa del profeta por parte de Dios. 
Para reflexionar:
¿Sirvieron los profetas para ir dando a conocer a Dios e ir revelando su plan de salvación?
¿El Dios que nos presentan los profetas es distinto del que nos habla Jesús?
¿Hay profetas ahora? ¿Nosotros podemos ser profetas?

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