lunes, 17 de septiembre de 2012

LITURGIA


La salvación del hombre, proyectada y revelada por Dios Padre es un misterio, primero fue anunciada y preparada por los profetas, luego se cumple en Cristo, para posteriormente darse a conocer por la predicación de los apóstoles a través de la Iglesia, gracias a la acción del Espíritu Santo.
La liturgia la comprendemos mejor desde esta perspectiva, ya que estamos en la tercera y definitiva etapa de la historia de la salvación, en el tiempo de la Iglesia o del Espíritu Santo, donde Cristo manifiesta, hace presente y comunica su salvación.
En este tiempo, la presencia de la salvación en medio de los hombres no cesa, y se produce mediante la fe y la incorporación personal al misterio de Cristo por medio de los sacramentos.
Igual que Cristo fue enviado por el Padre, él mismo envió a los apóstoles para que realizaran la obra de salvación mediante los sacramentos: mediaciones por las que actúa y se hace presente Cristo resucitado.
El Cristo que realiza la salvación está presente y actuando en la liturgia, confiere a esta una eficacia salvadora. La Iglesia anuncia y realiza la salvación, hace lo mismo que hizo Jesucristo.
Cristo instituye el memorial de su muerte y resurrección para redimirnos, se lo entrega a la Iglesia, y en ella, el Espíritu Santo nos descubre el significado salvífico de este misterio, lo hace presente, y nos introduce en él a través de la liturgia.
En cada celebración litúrgica, la muerte y resurrección de Jesús que ocurrió de una vez para siempre, se hace memorial: se actualiza y se hace presente ese acontecimiento a través de los sacramentos, y toda la Iglesia ejerce el culto público íntegro a Dios.
Basta la fe y la celebración de la Iglesia para entrar en esa corriente de salvación.
La liturgia no son ceremonias o ritos externos, sino que nos lleva a contemplar y celebrar el misterio pascual de Cristo, y su finalidad es la santificación de los hombres y el culto al Padre.
La liturgia es la presencia de la salvación en la historia, ya que a través de los sacramentos nos inserta en el misterio pascual de Cristo, que es lo que nos redime y nos salva.
Para reflexionar:
¿Somos conscientes que la Iglesia a través de la liturgia (leer la Palabra, orar, consagrar…) hace presente el misterio pascual de Cristo (su muerte y resurrección), que es lo que nos salva?
¿Vemos a través de los signos litúrgicos la manifestación visible de Cristo que sigue actuando en los sacramentos?
¿Nos lleva la liturgia a nuestra santificación: participar de la vida de Dios, estar en comunión con Él?
Si la Iglesia realiza la salvación por estar Cristo actuando en ella por la acción del Espíritu Santo ¿fuera de la Iglesia hay salvación?

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