En su vida terrena Jesús nunca dijo claramente que
era el Mesías, pues la situación que había en su época podía llevar a un
malentendido de esa expresión, ya que se esperaba un Mesías político y liberador.
Por ello nos preguntamos si Jesús tenía conciencia
de ser Hijo de Dios y de su misión.
Los evangelios señalan que Jesús habla y actúa con
autoridad. En esa autoridad descubrimos sus pretensiones que revelan que tiene
conciencia de no ser uno más, de estar por encima de todos.
Jesús sigue la ley judía, pero quebranta el sábado,
discrepa en las normas de pureza e impureza, rompe el ayuno, come con pecadores
y publicanos… esto no lo hace por rebeldía, quiere manifestar que esa es la
conducta de Dios que quiere acoger en su Reino a todos.
En su predicación Jesús no habla como un profeta,
sino que utiliza el “yo os digo” y el “en verdad os digo”, habla como aquél que
tiene poder en su palabra y se coloca por encima de los demás.
Tampoco enseña como un rabino que repite las
escrituras, ni discute sobre cómo interpretar o aplicar la ley, va más allá
cuando declara la verdad o no de los propios preceptos.
No llama a los discípulos para que se conviertan en
maestros, su llamada “sígueme” es una invitación, pero también una orden que
convierte en discípulo a quien llama. Los llama a convivir con él y exige un
seguimiento radical.
Jesús anuncia el Reino de Dios y liga su llegada con
su persona. Él es el contenido del Reino.
Jesús mantiene una relación singular con Dios como
Padre. Le llama Abba, término familiar con que un niño se dirige a su padre.
Implica familiaridad y cercanía con Dios.
Cuando Juan Bautista le pregunta si es el Mesías,
Jesús no responde si o no, le contesta con un texto de Isaías que le da a entender
que en él se cumplen las señales mesiánicas.
Pedro confiesa a Jesús como el Mesías, pero le
contesta hablándole de su muerte y anunciando su pasión, corrige la idea de
Mesías y la vincula con la de siervo de Dios que va a ser entregado.
Cuando el Sumo Sacerdote pregunta a Jesús si es el
Cristo, no responde claramente, contesta con “tú lo dices”, dice con evasivas
que sí es el Mesías, pero habla luego de la venida escatológica para que no lo
confundan con un Mesías político.
A través de su actitud, predicación, relación
con el Padre, vemos que Jesús se consideró el Mesías, aunque no lo dijo
explícitamente por miedo a ser mal entendido, sólo aclara el sentido de su
mesianismo cuando los otros se lo reconocen.
Para reflexionar:
Jesucristo es una única persona, con 2 naturalezas
unidas, la divina y la humana. Esta unión no elimina la diferencia de esas 2
naturalezas.
La forma en que Jesús realiza su misión ¿nos hace entender que era
consciente de ello?
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