lunes, 14 de julio de 2014

POBRES DE ESPÍRITU

Mt 5, 3: “Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”.
Lc 6,20: “Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios”
Lucas dice “pobres” y Mateo utiliza la expresión “pobres en el espíritu” o “pobres de espíritu” que es un tanto enigmática.
Jesús tiene un corazón grande para amar, ama a todos, pero por exigencia del propio amor, ama más intensamente a aquél que más lo necesita, se pone de parte de los desfavorecidos del mundo.
Jesús actúa así, porque Dios es así. Dios se nos revela como el Dios de los pobres, de los desheredados, de los abandonados.
Debemos ser sencillos, humildes y obedientes delante de Dios, porque Dios salva y libera a pobres, viudas, huérfanos, pequeños…
Los pobres, en su humildad, están cerca del corazón de Dios, al contrario de los ricos que sólo confían en sí mismos.
Pobres de espíritu son los que no tienen nada, nadie se preocupa de ellos, y por eso dirigen la mirada a Dios y no confían en nada más que en la fuerza salvadora de Dios.
Pobres de espíritu son los que se abren al mensaje de Jesús, gente humilde, sencilla, abierta a la llamada del Señor.
Pobres de espíritu son los que no alardean de sus méritos ante Dios, los que se saben limitados y aceptan con sencillez lo que Dios les da y viven en conformidad con Dios.
Pobres de espíritu son los que se hacen niños.
Pobres de espíritu son los que se han hecho pobres porque no se apegan a ninguna riqueza ni se dejan esclavizar por las cosas.
Pobres de espíritu son los que comparten lo que son y lo que tienen, no guardan sus tesoros ni se encierran en sí mismos. Son despegados ante las cosas materiales, son generosos y viven en libertad.
Pobres de espíritu son los que aman, pues todo el que ama se hace pobre.
La promesa que se les da a los pobres de espíritu es que de ellos es el reino de los cielos, pues esta pobreza lleva a un tipo de vida austero, humilde, solidario, confiado, servicial…  que hacen presente los valores del reino de Dios.
Jesús, reino de Dios, es de los pobres de espíritu, está con ellos.
Para reflexionar:
¿Cómo es mi vida, en quien confío? Si Dios tiene predilección por los pobres ¿estoy yo entre sus preferidos?

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